PARADOR TURÍSTICO
Estaba yo entrando con el coche en el parking de este parador, cuando justo en ese momento salía un señor con su Renault Clio.
Le saludé con la mano. No me conoció. Yo si (por el coche, porqué ya lo había visto hacía un par o tres de semanas).
Es un señor que pasa algunas horas de la tarde en ese parador abandonado. Concretamente en la terraza que hay en la parte trasera. Va paseando de una punta a otra del edificio leyendo un libro.
Anda siempre cabizbajo mientras va leyendo. La primera vez que le vi (cuando estuve haciendo el reconocimiento del parador) él no se percató de mi presencia hasta que prácticamente me tuvo encima. Un hombre despistado.
Se sorprendió al verme: le dije que no se preocupase, que estaba allí para hacer unas fotos (le mostré la cámara) y de paso aproveché para sacarle alguna información acerca del edificio.
Debo ser un mal analista: no me explico cómo se puede ir un negocio así al traste. Se trata de un alojamiento ubicado justo al lado de una de las carreteras más importantes de España, dónde pasan cientos de camiones al día. Si a todo esto le sumamos que en esa misma población se encuentra uno de los monasterios más importantes de España y que miles de fieles y turistas van a verlo cada mes… ¿no veis en este negocio hostelero un beneficio económico?
Inaugurado a mediados de la década de los 60, cuando el negocio empezó a flojear sus dueños lo traspasaron. El nuevo dueño tampoco pudo levantar este negocio y quedó abandonado.
Se encuentra en un extremo de una Comunidad Autónoma y su futuro quedó sentenciado por falta de ayuda de la Diputación: no le llegaron los fondos económicos que, en un principio, tenían que haberlo convertido en parador.
Sus últimos dueños dejaron a deber una gran suma económica a los proveedores de la zona.
Y, si miras al fondo, el señor del Clio leyendo el libro mientras paseaba por la parte exterior.